miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un poquito de Fe por favor.

Es esencial en la fe no ver y creer en lo que no se ve.
(Bourdaloue).

En estos días, en estos tiempos en donde celebramos una de las épocas mas anheladas como lo es la navidad, simepre es bueno tomarse un momento por minúsculo que sea para reflexionar sobre la fe y la esperanza. 
En ese sentido recordamos de Alejandro Dumas y con atinada razón que, creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad. Esta es una refelxión que aparte de su belleza nos indica la importancia a mi entender de tres condiciones básicas en el ser humano, la fe, la esperanza y la caridad, los cuales se pueden traducir además como valores esenciales del ser humano, una persona de fe es una persona apegada a los principios de Dios, quien tiene esperanza es una persona motivadora y que agrada y encanta a los demás y la caridad en su mejor expresión es obrar por los mas necesitados. En estos días, en estos tiempos, fomentemos la fe, la esperanza y obremos por los que mas necesitan. Ahhh no olviden. La fe es el motor del alma. Cuídense mucho y sean felices. Hasta la próxima.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Orientación Vocacional.

Todo lo que puedas hacer o sueñes hacer comiénzalo.
La búsqueda de la calidad contiene audacia, genio, poder y magia.
Lo excelente es… eternamente nuevo. 

Si bien es cierto que desde el nacimiento de un niño o niña durante todo su desarrollo este o esta se ve influenciado por su medio ambiente, no es menos cierto que el niño o niña a temprana edad puede mostrar una serie de aptitudes e intereses por ciertas actividades. Ejemplo. Podemos ser sorprendidos por un niño o niña que en su infancia se aprende una canción y la canta magistralmente. Posiblemente ese niño o niña muestre ese interés en todo su desarrollo evolutivo y si se le da el seguimiento pueda desarrollarse en ese renglón aunque tenga otras ocupaciones por desempeñar.

Estrategias para el Nivel Inicial

A continuación se presentan algunas actividades relacionadas con la orientación vocacional en el nivel inicial.

1-) Jugar a los oficios y a las profesiones. (Dramatización).
2-) Componer y aprender retahílas relacionadas con los oficios y profesiones.
3-) Identificar oficios y profesiones en una lámina.
4-) Narrar cuentos relacionados con los oficios y profesiones.
6-) Aprender poesías relacionadas con los oficios y profesiones.
7-) Confeccionar murales con temas alusivos a los oficios y a las profesiones.
8-) Invitar a padres para que hablen sobre su labor.
9-) Dibujar las actividades que realizan sus padres y luego hablar sobre el contenido del dibujo.
10-) Construir con masillas y otros materiales, fábricas o lugares de trabajo y conservar sobre lo que se realiza en ese lugar y lo que hacen los trabajadores.

Estas y otras actividades pueden ser desarrolladas por el profesor o por el orientador.
Es bueno señalar que en este nivel es conveniente trabajar con materiales didácticos y que estos pueden ser elaborados por el propio maestro o por el orientador, con utensilios de desecho si fuese necesario.







Estrategias para el Nivel Básico

Dentro de la planificación de orientación conviene que estén integradas actividades relacionadas con la orientación vocacional del nivel básico, estas pueden ser desarrolladas por el orientador o por el maestro del grado, siempre apoyado y asesorado por el orientador.

Aquí se presentan algunas actividades a realizar:

1-) Juego “Dígalo como pueda”.
a) Se escriben en pequeñas tarjetas o cartulinas nombres de diferentes oficios y de profesiones.

b) Se forman dos equipos de participantes.

C) Luego cada miembro de grupo, de uno en uno va eligiendo una tarjeta y trata de describir con sólo gestos y mímicas la labor que desempeña ese profesional. Los miembros de su mismo grupo deben adivinar en un tiempo determinado de que profesión se trata. Luego se hace con el siguiente equipo y así sucesivamente hasta agotar las tarjetas. El equipo ganador es el que obtenga más aciertos.

2-) “Dibújalo como pueda”.
Esta es otra modalidad del anterior pero aquí se selecciona una tarjeta, la misma tiene el nombre de un oficio o profesión y el participante tratará de dibujarlo y su equipo debe adivinar de qué profesión se trata en un tiempo limitado.

3-) Día de las profesiones.
Se selecciona un día para que lo niños asistan vestidos con la ropa propia d un profesional. Cada niño debe investigar previamente la labor que realiza ese profesional y conversar sobre eso con sus compañeros.

4-) Discusión de profesionales.
Se le asigna a cada estudiante el nombre de una profesión u oficio para que se documentes sobre la labor principal que realiza ese profesional. Luego se le asigna un día para que discutan sobre las funciones de dichas profesiones y se le explica que den comienzo a la discusión completando la siguiente frase.
“Mi profesión es muy importante porque…El otro alumno contesta; la mía es más importante porque… y así sucesivamente hasta agotar las argumentaciones.

5-) Mini conferencia sobre las profesiones.
Se invitan algunos padres para que conversen por uno minutos con los estudiantes sobre la labor que ellos realizan. Luego el maestro conduce un conversatorio sobre el contenido de la conferencia.

6-) Visitar fábricas.
Organizar excursiones para que los alumnos tengan contacto con el mundo laboral. Luego evaluar y socializar la experiencia.
Todas estas actividades y otras mas que están diseñadas o que el docente u orientador pueden elaborar deben ser de total dominio del orientador para poderse llevarse a cabo satisfactoriamente. Estas actividades deben llevar a la reflexión grupal e individual y al autoconocimiento del alumno o alumna que se está desarrollando y que necesita descubrir su identidad.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo.
- "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo".
- "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?".
El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo".
José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.
Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?".
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".
Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido. La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo.
- "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo".
- "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?".
El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo".
José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.
Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?".
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".
Autor desconocido.