miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un poquito de Fe por favor.

Es esencial en la fe no ver y creer en lo que no se ve.
(Bourdaloue).

En estos días, en estos tiempos en donde celebramos una de las épocas mas anheladas como lo es la navidad, simepre es bueno tomarse un momento por minúsculo que sea para reflexionar sobre la fe y la esperanza. 
En ese sentido recordamos de Alejandro Dumas y con atinada razón que, creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad. Esta es una refelxión que aparte de su belleza nos indica la importancia a mi entender de tres condiciones básicas en el ser humano, la fe, la esperanza y la caridad, los cuales se pueden traducir además como valores esenciales del ser humano, una persona de fe es una persona apegada a los principios de Dios, quien tiene esperanza es una persona motivadora y que agrada y encanta a los demás y la caridad en su mejor expresión es obrar por los mas necesitados. En estos días, en estos tiempos, fomentemos la fe, la esperanza y obremos por los que mas necesitan. Ahhh no olviden. La fe es el motor del alma. Cuídense mucho y sean felices. Hasta la próxima.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Orientación Vocacional.

Todo lo que puedas hacer o sueñes hacer comiénzalo.
La búsqueda de la calidad contiene audacia, genio, poder y magia.
Lo excelente es… eternamente nuevo. 

Si bien es cierto que desde el nacimiento de un niño o niña durante todo su desarrollo este o esta se ve influenciado por su medio ambiente, no es menos cierto que el niño o niña a temprana edad puede mostrar una serie de aptitudes e intereses por ciertas actividades. Ejemplo. Podemos ser sorprendidos por un niño o niña que en su infancia se aprende una canción y la canta magistralmente. Posiblemente ese niño o niña muestre ese interés en todo su desarrollo evolutivo y si se le da el seguimiento pueda desarrollarse en ese renglón aunque tenga otras ocupaciones por desempeñar.

Estrategias para el Nivel Inicial

A continuación se presentan algunas actividades relacionadas con la orientación vocacional en el nivel inicial.

1-) Jugar a los oficios y a las profesiones. (Dramatización).
2-) Componer y aprender retahílas relacionadas con los oficios y profesiones.
3-) Identificar oficios y profesiones en una lámina.
4-) Narrar cuentos relacionados con los oficios y profesiones.
6-) Aprender poesías relacionadas con los oficios y profesiones.
7-) Confeccionar murales con temas alusivos a los oficios y a las profesiones.
8-) Invitar a padres para que hablen sobre su labor.
9-) Dibujar las actividades que realizan sus padres y luego hablar sobre el contenido del dibujo.
10-) Construir con masillas y otros materiales, fábricas o lugares de trabajo y conservar sobre lo que se realiza en ese lugar y lo que hacen los trabajadores.

Estas y otras actividades pueden ser desarrolladas por el profesor o por el orientador.
Es bueno señalar que en este nivel es conveniente trabajar con materiales didácticos y que estos pueden ser elaborados por el propio maestro o por el orientador, con utensilios de desecho si fuese necesario.







Estrategias para el Nivel Básico

Dentro de la planificación de orientación conviene que estén integradas actividades relacionadas con la orientación vocacional del nivel básico, estas pueden ser desarrolladas por el orientador o por el maestro del grado, siempre apoyado y asesorado por el orientador.

Aquí se presentan algunas actividades a realizar:

1-) Juego “Dígalo como pueda”.
a) Se escriben en pequeñas tarjetas o cartulinas nombres de diferentes oficios y de profesiones.

b) Se forman dos equipos de participantes.

C) Luego cada miembro de grupo, de uno en uno va eligiendo una tarjeta y trata de describir con sólo gestos y mímicas la labor que desempeña ese profesional. Los miembros de su mismo grupo deben adivinar en un tiempo determinado de que profesión se trata. Luego se hace con el siguiente equipo y así sucesivamente hasta agotar las tarjetas. El equipo ganador es el que obtenga más aciertos.

2-) “Dibújalo como pueda”.
Esta es otra modalidad del anterior pero aquí se selecciona una tarjeta, la misma tiene el nombre de un oficio o profesión y el participante tratará de dibujarlo y su equipo debe adivinar de qué profesión se trata en un tiempo limitado.

3-) Día de las profesiones.
Se selecciona un día para que lo niños asistan vestidos con la ropa propia d un profesional. Cada niño debe investigar previamente la labor que realiza ese profesional y conversar sobre eso con sus compañeros.

4-) Discusión de profesionales.
Se le asigna a cada estudiante el nombre de una profesión u oficio para que se documentes sobre la labor principal que realiza ese profesional. Luego se le asigna un día para que discutan sobre las funciones de dichas profesiones y se le explica que den comienzo a la discusión completando la siguiente frase.
“Mi profesión es muy importante porque…El otro alumno contesta; la mía es más importante porque… y así sucesivamente hasta agotar las argumentaciones.

5-) Mini conferencia sobre las profesiones.
Se invitan algunos padres para que conversen por uno minutos con los estudiantes sobre la labor que ellos realizan. Luego el maestro conduce un conversatorio sobre el contenido de la conferencia.

6-) Visitar fábricas.
Organizar excursiones para que los alumnos tengan contacto con el mundo laboral. Luego evaluar y socializar la experiencia.
Todas estas actividades y otras mas que están diseñadas o que el docente u orientador pueden elaborar deben ser de total dominio del orientador para poderse llevarse a cabo satisfactoriamente. Estas actividades deben llevar a la reflexión grupal e individual y al autoconocimiento del alumno o alumna que se está desarrollando y que necesita descubrir su identidad.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo.
- "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo".
- "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?".
El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo".
José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.
Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?".
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".
Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido. La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. - "Supongo que me estaba esperando", le dijo. - "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. - "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo". - "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo". José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?". El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera". Autor desconocido.

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo.
- "Supongo que me estaba esperando", le dijo.
- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo iba a venir a verlo".
- "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo. "¿Le importa cerrar la puerta?".
El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Por ello hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... Te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo , luego con fe mira a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo 'Yo estaré siempre con ustedes'. Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo".
José continuó hablando: "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.
Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "¿Falleció en paz?". "Sí", respondió la hija. "Cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?".
El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".
Autor desconocido.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El valor de las cosas.

No todo lo que está errante está perdido.

El valor de las cosas. Una historia zen
"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Resolución de conflictos

En esta parte vamos a analizar el conflicto intergrupal, algunas de las principales teorías y sus aportes sobre la resolución de conflictos.

Dentro de las relaciones de los grupos la competición y el conflicto son dos aspectos que se encuentran en estrecha relación. En nuestro estudio encontramos que hay diferentes acepciones para definir el conflicto. En un diccionario encontramos como definición: “Choque, combate, antagonismo, apuro.” (Diccionario Pequeño Larousse, 1998). Para nuestro caso, “Los conflictos son procesos complejos que se dan en la interacción entre individuos o grupos que mantienen una relación.” En ese orden la teoría de Randoll Callins plantea que las personas son intrínsecamente sociables, pero también están predispuestas al conflicto en sus relaciones sociales. El conflicto suele producirse en el nivel de las relaciones sociales porque una o muchas personas tienen siempre la posibilidad de utilizar la coerción violenta en su interacción, considera además que el conflicto se produce como consecuencia del antagonismo entre intereses  que son opuestos.

Dicho esto podemos notar la importancia que ejerce en los grupos poder mantener relaciones armoniosas como antítesis al conflicto. Lo complejo del conflicto es poder ponerse de acuerdo o reconocer las discrepancias, aquí entran factores ya mencionados antes como la tolerancia y la empatía para poder llegar a la resolución de conflictos.

Refiriéndonos a la resolución de conflictos, las diferentes teorías que se han analizado en cuanto al estudio de las relaciones intergrupales, aportan puntos de vistas singulares para su resolución. En este caso volvemos a recaer sobre uno de los principales psicólogos sociales G.W. Allport. El mismo consideraba que la base del prejuicio es la ignorancia, por lo que el conocimiento mutuo entre los grupos podría erradicar la hostilidad. Dicho esto si tomamos el prejuicio como generador de conflicto o como el conflicto propiamente dicho, lo que se debe hacer es trabajar el conocimiento entre los grupos bajo una serie de condiciones. Frecuencia, cercanía, cooperación, apoyo y que se dé entre grupos de igual o parecido estatus y poder.